PSICÓLOGA – ANAL SILVIA SANTÉZ. Desahogando todas sus penas y problemas de su vida, de la rutina que vive a diario ALDO. Estaba cansando de fingir ser un hombre normal, que no tenia ganas de tener sexo. Con varias mujeres y aguantarse las ganas de sacar su leche. Con distintas mujeres de diferentes edades y oficios e trabajo. Quería saber y sentir, que era hacer algo prohibido. En un lugar no debido, hablaba detenidamente y específicamente muy abiertamente. Con su PSICÓLOGA SILVIA que lo miraba y comprendía, lo hacia parecer que no estaba loco. Y que no era un problema que tenia, solo que no había llegado la persona correcta.

Que le parara su enorme verga, en un lugar prohibido. Para hacerlo sentir la adrenalina, de chingar un rapidito. El solo quería sentir un culo, bien grande rebotando encima de su verga. Dándole bien duro y con rapidez, para sentir los gemidos. Fuertes y claros en su oído, mientras se comía y destrozaba ese culo gigantesco. Su saco su verga, improvisadamente, la PSICÓLOGA se lo acepto y no tuvo problema. En ver y poder darle una mano amiga, a la verga de ALDO.

Que la tenia semi parada la verga al espiar el escote de la PSICÓLOGA
La quiso maltratar, pegándola a la pared, y humedeciendo su panocha. Con saliva para ver si se atrevía a tener sexo, en su propio consultorio. Y sentir la adrenalina de cogerse a su propia PSICÓLOGA SILVIA pero por donde todos quieren, y pocas se dejan por su culito. Un culo tan precioso como el de SILVIA necesitaba un buen ANAL. Que le abriera ese hueco profundamente y le doliera, cada vez que le tocara sentarse en su silla del consultorio de la PSICÓLOGA SILVIA. Entre mas se lo metía mas le pedía SILVIA, que le diera con cuidado porque el ANAL.

Le hacia gritar muy duro, y podían pillarlos a los dos. Tal la posición de perrito la tenia, tanto como le gustaba a ella. Que abría su culo para que entrara mas la verga por el ANAL. Delicioso que le estaba chingando ALDO a la PSICÓLOGA SILVIA. La contenta y desesperada mordía sus labios la PSICÓLOGA – ANAL SILVIA SANTÉZ. Mientras que ALDO solo miraba, sus chichis moverse y las apretaba. Con su mano, cuando sentía la necesidad, de hacerla gemir mas a la PSICÓLOGA – ANAL SILVIA SANTÉZ. Después de este ANAL SILVIA aprendió la lección, de no provocar mas a ALDO y ayudarlo a masturbarse. Fue una buena opción para despertar ese monstro sexual del ANAL

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